Palabras más, palabras menos

En este espacio que se consagra al libre albedrío, vamos a dedicarnos esta vez a intentar esbozar un pensamiento sobre la palabra. La palabra es un signo. Un signo, por definición, es algo que está en lugar de alguna cosa, en algún aspecto. Es por ello que el signo para su reconocimiento debe ser interpretado, y como sólo el hombre posee la capacidad de interpretar, es decir la posibilidad de hacer presente al entendimiento aquello que no está presente a los sentidos, es la palabra la que nos distingue de los animales. La palabra entonces es propiedad exclusiva del hombre y circulan a través de ella la cultura, la historia, y el poder.

En primer lugar la cultura, entendida en su sentido antropológico como todo lo que el hombre ha construido. Por intermedio de la palabra los padres introducen a los chicos al orden de lo social, a la cultura. Como la palabra es de dominio social, al ingresar el chico al lenguaje, ingresa también a la cultura y se constituye así en sujeto. Es decir, se convierte en un ser que se relacionará con otros seres, y que deberá interactuar mediante la palabra con ellos. El ser humano es por esto constitutivamente social, y la palabra es el instrumento privilegiado de la cultura; por ello entenderla permitirá entender al mundo.

En segundo lugar la palabra es garantía del hombre como ser histórico. La cultura es, también en aquel sentido, la sedimentación en la memoria de todos aquellos mensajes que han penetrado en las palabras. Cada vez que alguien dice una palabra circulan por ella todas las interpretaciones que ha recibido a lo largo de la historia. Por esto el lenguaje es un bien precioso, porque conlleva la historia del hombre, y por esto los cambios significativos en las sociedades están atravesados por la palabra.

La palabra también es poder: quien "tiene la palabra" tiene el poder; quien "concede la palabra" concede el poder; en cualquier orden los asuntos o aspectos de gran importancia "son palabras mayores". Los contenidos de poder manifestados por el lenguaje se evidencian en las interacciones habituales de las personas. Un breve análisis de un discurso nos permite saber quién domina y quien es el dominado.
En cuanto a lo individual las palabras son reveladoras de actitudes y de estados emocionales, de los cuales el sujeto no es consciente. Los psicoanalistas son los especialistas de la palabra y utilizan la “asociación libre”, como su instrumento privilegiado.

Y ahora lo más importante: con palabras se piensa; para pensar debemos apoderarnos de las palabras, y esta tarea se realiza mediante la lectura। Leer es un acto humano। A pesar de que hoy impere el reino de lo visual por sobre el reino de lo escrito, hay que luchar e imponerse. Los animales sólo miran, son los hombres los que leen. Por eso nuestros chicos deben leer, para apoderarse de las palabras, para poder pensar por sí mismos, y esta es una tarea que no sólo deben pregonar los docentes sino también los padres. Es cierto que los perniciosos efectos de las crisis económica, educativa y cultural han atentando también contra la formación de los docentes, pero mediante la lectura se pueden vencer sus limitaciones y falencias. Por último es necesario decir que la responsabilidad de las familias es también fundamental, puesto que la vinculación de los chicos con los libros, con las palabras, depende en buena medida del estímulo y el ejemplo de lectura que reciban en su hogar.


Martín Gavio

1 comentario:

  1. Anónimo8:51 a. m.

    Martin muy bueno tu blog! te mando besos y seguro te veo en el casamiento de mi hermanito! despues te mando algo que toy escribiendo sobre las palabras y el lenguaje desde una vision psicoanalitica, asi compartimos diferentes miradas. Saludos.Lu Basla

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